Historia recurrente: todos contra el bloqueo y uno haciendo lo que le…

Esta semana ha estado movida en la Organización de Naciones Unidas, los temas han ido desde la crítica a los fondos buitres que despedazan las economías periféricas, la necesidad de eliminar el armamento nuclear a favor de la paz internacional, el tema palestino y, como no puede faltar en ninguna de estas reuniones, la condena cuasi unánime contra el bloqueo genocida que mantiene dinosáuricamente desde la década del sesenta, Estados Unidos contra Cuba.
La historia de estos debates en el organismo “de regulación” mundial es recurrente. Año tras año, en espiral creciente, los países miembros del ente multinacional condenan el bloqueo económico y comercial que la potencia imperial norteña le ha aplicado a la pequeña isla por el delito de oponerse a ser una estrella más en su bandera plagada de posesiones coloniales.
Este bloqueo, que algunos pronorteamericanos llaman eufemísticamente “embargo”, hasta la fecha ha causado a los cubanos una pérdida de más de un billón 112 mil 500 millones de dólares, lo cual repercute fuertemente en los programas de salud, educacionales, de investigación, sociales, de viviendas y un largo etcétera de cuestiones que no avanzan como desean los propios habitantes de la mayor de las Antillas y que algunos apátridas, descerebrados y progringos insisten en culpar por ello a las autoridades nacionales cubanas.
Tantas miradas no pueden estar equivocadas, reza un viejo proverbio, y no es casual que, año tras año, la mayoría de los países se pronuncien a favor de levantar la arcaica medida “unilateral” de Estados Unidos y permitir que Cuba comercie con quien desee según sus decisiones soberanas y libres. No obstante, el gigante norteño, una y otra vez, hace oídos sordos, se compra un par de conciencias para que le acompañen en su irrespetuoso actuar frente a la comunidad internacional, y hace… lo que le da la gana, en este caso mantener y aun recrudecer el genocida, anacrónico, injusto e ilegal (son términos utilizados por los mandatarios en la ONU) bloqueo económico al país de los “históricos barbudos”.
Lo que sucederá el próximo 28 de octubre es conocido, como volver a ver “Titanic”: una aplastante mayoría de países unidos en la Asamblea General de la ONU votarán contra el bloqueo y un país, uno solo, Estados Unidos de Norteamérica, arrullado por un par de cómplices venales, casi siempre Israel y algún que otro país pequeño chantajeado en su necesidad de obtener créditos foráneos para sobrevivir, mantendrá su geróntica posición, aunque ya sabe que de ello no sale ningún fruto, sino un rechazo total a su política de doble rasero, que por un lado dice defender la democracia, la paz y la vida, mientras que por el otro destruye o intenta destruir pueblos enteros a través de las armas sofisticadas de exterminio masivo y de sanciones económicas que los ahoguen en necesidades reales o ficticias.
Particularmente no creo que esta cuestión vaya a dar un giro significativo. Norteamérica, herido en su amor propio colonialista, nunca va a soportar que un país, para colmo pequeño, decida su destino fuera de las presiones neoliberales y neocoloniales a solo pocos kilómetros de su imponente geografía física, económica, política y militar.

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