No es primera vez que me
pronuncio sobre este tema: la trata y tráfico de personas y la protección de
los Derechos Humanos en Cuba. Lo vuelvo a hacer porque en estos días ha
arreciado una campaña de difamación contra nuestra isla rebelde, que
recientemente fue reelecta para el Consejo de derechos Humanos de la ONU, en
premio a sus esfuerzos en este sentido.
Voy a contar una anécdota: A
finales del año 2011 viajé con mi esposa, quien nunca había visitado mi país, a
Cuba. Ella llevaba en su mente las imágenes que los medios de comunicación
capitalistas posicionan acerca del Estado cubano, regada de prostitución,
miseria, edificios cayéndose, calles solitarias, tristeza general… Pero desde sus
primeras horas recorriendo en auto el país en ruta hacia Bayamo, se dio cuenta
de que todo eran falacias. Ella vio con sus propios ojos cómo viven los
cubanos, porque no estuvo hospedada en un hotel de cinco estrellas, sino en mi
propia casa, con mi familia. Palpó la realidad de primera mano, conoció a mis
ex - compañeros de trabajo, a mis amigos, caminó por las calles, habló con la
gente, compró en bodegas, en mercados agropecuarios y en Cupet´s, anduvo por
las calles después de las 12 de la noche, en fin, vivió “a lo cubano”. ¿Y saben
qué? Sus conclusiones al terminar el tiempo de visita fueron: “asombroso, los
cubanos viven como si estuvieran becados en una escuela”. Se refería a la
despreocupación que vio, la alegría a pesar de las carencias que ella no
encontró tan graves, porque al fin y al cabo, en Cuba se tiene lo necesario
para vivir y lo demás son lujos. Se maravilló de la seguridad y tranquilidad
con la que podía caminar por las calles hasta el amanecer y los policías con
los que topaba saludaban amablemente. Se admiró de muchas cosas, de la
alimentación, de “lo gordo que están los cubanos, casi casi el único flaco eres
tú (yo)”. Y de plano borró de su cerebro las imágenes creadas por los medios de
las oligarquías.
Esta anécdota puede ser un
buen reflejo de lo que pasa entre el dibujo de los medios de des – información
y lo que sucede en realidad.
En Cuba se vive sin miedo.
Sin miedo a que te desaparezcan, a que se lleven a tus hijos para
prostituirlos, extraerles sus órganos o pedirte rescate. Sin miedo a salir a
las calles.
Campañas van y campañas
vienen. No creo que más de 130 países estén equivocados cuando condenan el
bloqueo, ni cuando eligen a un país para representarlos en una organización
mundial, solo pongo reparos con la permanencia permanente de los mayores
terroristas de la historia, Estados Unidos, en el Consejo de Seguridad, lo cual
significa que el mundo en realidad no está seguro.
No creo que los apátridas
Yoanis Sánchez y Antonio Rodiles sean más inteligentes y visionarios que los
mandatarios y representantes de esos países que juzgan y eligen a Cuba como
miembro activo de un organismo internacional y condenan el criminal bloqueo
imperialista contra la pequeña isla.
En Cuba sí se protegen los
Derechos Humanos de sus ciudadanos y visitantes. Lo que nunca se va a proteger
son las violaciones de delincuentes que se escudan en una falsa postura
“disidente” para crear caos, problemas, atentados contra la vida y “ganarse”
así los dólares que el imperio ha designado para desestabilizar al país. Yoanis
y Rodiles son ejemplares de esa casta que extienden la mano hacia el norte, a
la vez que lamen las botas y atentan contra el verdadero pueblo cubano.
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