
Tomado de la AIN La CIA (de EE.UU.) no podía estar ajena a las acciones terroristas de Luís Posada Carriles cuando la voladura del avión de Cubana en 1976, porque seguía siendo su hombre de confianza y posiblemente su oficial ilegal más fiel y experimentado en la región al que debía muchos favores. En comentario que publica hoy con el periódico Granma con el titulo: La responsabilidad de la CIA en el crimen de Barbados, se recuerda además que días después de esa acción criminal, un memorando de inteligencia desclasificado del Departamento de Estado norteamericano, de fecha 19 de octubre de 1976 solicitaba a la CIA algunas respuestas y comentarios. La primera de aquellas preguntas, añade Granma, ponía el dedo en la llaga: ¿Ha tenido la CIA alguna relación con la agencia de investigaciones de Posada o con cualquier negocio que él pudo haber tenido? Desconocemos si la CIA emitió alguna respuesta. Se calculan solo entre marzo de 1974 y octubre de 1976, en que fue clausurada la ICICA (agencia qie servía de fachada a Posada Carriles en Venezuela), más de 40 bombas en 14 países de Centroamérica, Caribe y Sudamérica contra instalaciones diplomáticas cubanas, líneas aéreas e intereses de otros países que mantenían relaciones con Cuba. En 1975, el pueblo norteamericano fue víctima también de acciones terroristas de los grupos anticubanos más violentos que operaban desde su propio territorio; una vez más la tolerancia y complicidad de las autoridades norteamericanas con los grupos terroristas anticubanos comenzaban a crearles problemas internos. El seis de octubre de 1976, explotaba en pleno vuelo el avión cubano en Barbados, con 73 pasajeros a bordo. Fue el crimen más horrendo de todos, que aun después de 30 años, llena de indignación y tristeza a todo nuestro pueblo. Granma subraya que el gobierno de EE.UU. fue autor intelectual de aquel horrendo suceso. No se trataba de un hecho aislado. Los documentos desclasificados demuestran que sus servicios de inteligencia no eran ajenos a los intentos del CORU (grupo terrotista de conformado por los asesinos Posada Carriles y Orlando Bosh) de hacer explotar un avión en el aire. Agrega además que tampoco EE.UU. eran ajenos a la labor subversiva en la región de la ICICA (agecia que sirvio de fachada a Posada Carriles en Venezuela), de donde partieron los autores materiales del hecho y los explosivos utilizados. Esto podría explicar, entre otras razones, su negativa a extraditar (ahora) a Posada Carriles a Venezuela. Granma recuerda que la CIA y su gobierno facilitaron posteriormente (al crimen de Barbado) la fuga de Posada de su prisión en Venezuela, ofreciéndole una importante misión en la guerra sucia en Centroamérica. Años después concedieron el asilo definitivo de Bosch en territorio norteamericano, como próximamente lo harán con Luis Posada Carriles, por sus amplios servicios a la causa del terrorismo.
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