Sexto aniversario de ¡listos para matar!


Bin Laden continúa prófugo, su socio Omar también. Los estadounidenses perdieron muchos de los privilegios que gozaban como ciudadanos y Afganistán e Iraq no son más libres que antes. Todo por un 11 de septiembre que dejó pulverizado el sentido común en nombre de la guerra y una administración caduca.


Por Humberto Zamora Fajardo


Dicen que cuando el Papa Gregorio conoció sobre la existencia de la ballesta dijo que era tan mortífera que acabaría con las guerras. ¡Qué equivocado estaba el Pontífice! Cada uno de los siglos que han pasado después de su mandato en la Santa Sede, hasta la actualidad, ha sucedido algo que contribuye con al desmoronamiento de la hipótesis gregoriana, validando otra en la cual comprobamos que nunca es suficiente para los detractores de la paz. La necesidad de salirse con la suya llega a tales proporciones que, cuando no hay conflictos, los inventan. Sucedió así (para no ir más lejos en la historia), con la guerra hispano-cubano-norteamericana, las primera y segunda conflagraciones mundiales, las de Corea y Viet Nam… Siempre hubo un pretexto capaz de justificar las más bochornosas masacres provocadas por la humanidad y de las que no salió muy bien parada que digamos. Por ejemplo, aún hay dudas de cuántos soviéticos murieron en la Segunda Guerra Mundial, porque más de 20 millones sí fueron. A propósito de “principios del fin” este martes se cumplió el sexto aniversario de los sucesos del 11 de septiembre de 2001 cuando, entre el derrumbe de las Torres Gemelas de Nueva York y la caída de parte de una de las alas del Pentágono se levantó, según la administración Bush que domina la Casa Blanca, la Cruzada global contra el terrorismo. En otras palabras: una nueva fase de ¡listos para matar!Cierto es que las imágenes de aquellos aviones entrando violentamente en las entrañas de los rascacielos que conformaban el World Trade Center y que eran transmitidas en vivo por la CNN, mientras se rodaba constantemente el mensaje que decía “Estados Unidos bajo ataque”, levantaron no pocos sentimientos de venganza dentro de la sociedad norteamericana, incluso mundial. Pero de ahí a que el presidente, el mismo que cuando uno de los asesores le secreteó la noticia del impacto de las aeronaves mantuvo su cara de idiota, como si nada hubiera pasado, aparezca y sentencia que tiene la intensión de someter a 60 o más “oscuros rincones del planeta” por sus vínculos con el terrorismo por medio de las armas, vaya, fue, es y será una exageración y un atentado contra todo tipo de razón.La mayor prueba de que la teoría esgrimida por el señor W. es tan errada como la del Papa Gregorio, salvando las distancias, por supuesto, lo constituye el hecho de que en los dos primeros intentos de “pacificación” por medio de la fuerza el US Army y todas sus pomposas estructuras fracasaron. Afganistán es la capital de la amapola, los señores de la guerra dominan cada metro fuera de Kabul, incluso dentro, las tropas aliadas destacadas allí cada vez son menos y las bajas de los que permanecen aumentan. En Iraq, no hay Sadam Hussein, pero no hay agua potable, electricidad, educación y sobran las explosiones, cohetes, ataques de la aviación, torturas y la madre de los tomates. ¿Se combate o se crea el terror? Pues a los tres mil estadounidenses que pueden haber muertos en los ataques del 11 de septiembre debemos agregarles los cuatro mil que habrán muerto antes de que cierre el 2007 en territorio hostil iraquí. Ah, pero quedan los agredidos. ¿Cuántos iraquíes habrán muerto bajo fuego “aliado”? Nadie sabe y lo peor es que, aunque los opositores a la guerra siguen aumentando, los que tienen el poder prefieren no saber nada de nada. Así pueden dormir más tranquilos.Y ya que hablo del conocimiento sería bueno que recordara que con el tiempo se han ido “destapando” una serie de coincidencias que hablan muy mal del gobierno de Bush. Empezaron por dejar “escapar” que los medios de inteligencia, incluyendo la CIA, tenían noticias de la preparación de los ataques, más tarde en el tira y hala, por sacarle el cuerpo a las culpas, se filtró que el Gabinete inventó los vínculos de Osama Bin Laden con Iraq y de esta nación con las armas de exterminio masivo, que el plan de ataque antecedía la fecha del 11/9. Así hasta llegar a las creíbles sospechas de una autoagresión para sacar del hueco al impopular y poco simpático Bush, una tesis que gana adeptos al por mayor y que de probarse sentará un precedente inédito en la historia de los sacrosantos Estados Unidos de América.Si tales “rumores” llegan a encontrar condiciones propicias para echar raíces en la conciencia del ciudadano común norteamericano la reacción puede alcanzar proporciones insospechadas porque en la concreta las libertades se redujeron a la mitad tras la fatídica fecha. La Ley Patriota servirá entonces para juzgar a Bush y sus compinches con el más cruel de los castigos. Podría esta pretensión cambiar la significación de los aniversarios por el 11 de septiembre y con ello terminará, en nombre de la paz, la época de ¡listos para matar!

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